Producido por enminúscula (Grupo Secuoya) para la Fundación ONCE, esta serie de seis entregas revela cómo es el día a día de una docena de niños que conviven con la discapacidad, propia o de cercanos
La producción descubre al espectador una forma diferente de ver la discapacidad a través de la mirada natural y sin prejuicios de niños de once años
Doce niños, seis episodios y un nexo común: tienen once años, son expertos en capacidad de superación y conviven cada día con la discapacidad propia o la de una persona cercana. “Tengo once años” es un programa de servicio público en el que una docena de chavales comparten y relatan, en primera persona, sus experiencias, sueños y visión de la vida. Con esta producción de enminúscula que La 2 de TVE estrena este domingo a las 21.00 h, la Fundación ONCE muestra al espectador una vía alternativa de ver la realidad de la discapacidad a través de la mirada natural, sin prejuicios ni dramas de una docena de chavales que en programas de media hora nos demuestran que cambiar la percepción es el primer paso para reformar el mundo.
Convivir con la minusvalía de un familiar, conocer el trastorno desde el día a día de la experiencia personal y compartir la experiencia de superar barreras. En apenas treinta minutos por episodio, “Tengo once años” nos muestra la realidad de estos niños, trasladando al espectador sus inquietudes, sus actividades cotidianas y su particular visión de la vida. Con el brand content como vehículo y la esmerada producción de enminúscula, ‘Tengo once años’ es el emotivo relato de doce protagonistas que nos invitan a su universo cotidiano para conocerlos en su entorno natural, y esto puede hacerse gacias a que, como indica Yolanda Marugán, directora de enminúscula, “gracias a las oportunidades que ofrece el brand content hemos podido preparar un programa entretenido, con contenidos emocionales e historias cotidianas que representan los valores que quería transmitir Fundación ONCE a la ciudadanía. El resultado se amolda a los intereses del espectador y además es el espejo de una convivencia globalmente accesible”.
En un ritmo ágil y a través de ua narración cercana, seremos testigos de su comportamiento en diferentes estadios de la vida y, especialmente, en aquellos instantes en los que conviven de forma normalizada con la discapacidad. A lo largo de cada entrega, visitamos sus colegios, conocemos a sus compañeros de clase, sus hobbies, sus amigos y nos acercaremos a su personalidad a través de sus familiares y conocidos.
“Tengo once años” estudia a estos protagonistas de once años en su hábitat, para construir una historia monográfica (dos historias por capítulo) y componer su realidad a partir de la propia actividad del niño en diferentes ámbitos y de las voces que forman su entorno. Además, el programa incide de forma especial en la presencia de la discapacidad en el día a día del niño, bien porque el protagonista tiene una discapacidad o porque la tiene alguien de su entorno más cercano, prestando especial atención a la formación, el empleo y sobre todo, a la estrecha relación que guardan la persona con discapacidad y el niño protagonista.
En el primer capítulo de “Tengo Once Años”, que se emitirá este domingo 12 de enero a las 21.00 h. conoceremos las vidas de Ángela e Isabel. Esta última vive en Fuenlabrada, Madrid, y desde los tres años, tiene una discapacidad visual derivada del síndrome de Steven Johnson. Vive con su padre, su madre y su hermana pequeña, Candela, a la que cuida y lee cuentos por las noches. Ángela, por su parte, vive en Argés, Toledo donde comparte habitación y una estrecha relación con Sara, su hermana pequeña, que tiene microcefalia y una discapacidad auditiva.
La segunda entrega nos acerca a la vida cotidiana de Marcos y Alba. El niño, un simpático gaditano con muchas inquietudes y gran afición al surf, comparte cada instante de alegría con su hermano Dawit. Dawit tiene TEA (Trastorno del Espectro Autista). La otra protagonista del programa, Alba, también tiene once años y vive con sus padres en Alcalá de Henares. Con una visión inferior al 1%, la pequeña está totalmente integrada en el colegio. Ella y su mejor amiga nos explican cómo se ayudan mutuamente en las tareas y cómo es el día a día en las aulas.
El capítulo 3 de “Tengo once años” nos muestra la vida de Carmen y Jaime, dos niños de once años con gran talento para el deporte. Junto a ellos conoceremos sus aficiones, su entorno y su relación cotidiana con la discapacidad. Carmen tiene un hermano mellizo, Arnau. Ambos nacieron prematuros, y a raíz de esto, Carmen tiene discapacidad visual y Arnau parálisis cerebral. Nuestro otro protagonista, Jaime, es un apasionado de la naturaleza. Le encanta el baloncesto y comparte su afición por el deporte con su mejor amigo, José Carlos, que tiene discapacidad intelectual.
En el cuarto capítulo de “Tengo once años”, conocemos a Laura y María. La primera vive en Madrid con su madre y su padre, que tiene una discapacidad física que le limita la movilidad en un brazo, derivada de un accidente que tuvo durante la mili. A Laura le encanta el deporte y su día favorito es el domingo, cuando va con su padre a ver los partidos de baloncesto del C.D. Fundosa ONCE. Por su parte, María tiene once años y vive en Madrid con su padre, su madre y su hermano. María tiene síndrome de Down y sus padres tienen discapacidad auditiva. Son una familia muy unida y les encanta hacer planes juntos.
El quinto capítulo de la serie nos muestra las vidas de Judith y Carolina. Judith tiene once años y vive en Tarragona. Lo que más le gusta es el anime, los cómics japoneses y siempre que tiene ocasión, se pasa por la tienda de cómics junto a sus amigas. De hecho, Judith ha conseguido contagiar su afición incluso a su padre Ángel. El padre de Judith tiene una enfermedad mental. La otra protagonista del capítulo, Carolina, tiene once años y vive en Madrid, con su padre, su madre y sus hermanos. Como a cualquier niña de su edad le encanta hacer planes con sus amigas, escuchar a OneDirection, salir a pasear y acompañar a su padre, que tiene una discapacidad auditiva.
En el sexto y último capítulo de esta producción conocemos a Cristina y a Pablo. Dulce y responsable, Cristina forma el tándem perfecto con su madre, quien sufre una discapacidad que la hace incapaz de recordar muchas cosas. Ambas practican y aprenden juntas cada día en una relación que llega al corazón de todo aquel que las conoce. Pablo, finalmente, tiene once años y vive en Godelleta, un pueblo cercano a Valencia, junto a su familia. A Pablo le encantan los juegos de mesa y pasa horas jugando al dominó con su tía Luci, que tiene síndrome de Down.
© 2023 enminúscula | Theme by Eleven Themes